Digestivas / Anemias Nutricionales
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Última actualización: 27/01/2020La carencia de hierro, o ferropenia, es el trastorno nutricional más común y extendido en todo el planeta. Se trata de la única enfermedad carencial que además de afectar a la salud de gran número de niños y mujeres.
Se estima que en los países en desarrollo una de cada dos embarazadas y alrededor de un 40% de los niños en edad preescolar padecen anemia.
En muchos países en desarrollo, la anemia ferropénica se ve agravada por el padecimiento de infecciones parasitarias, paludismo y otras enfermedades infecciosas como el VIH y la tuberculosis.
Las principales complicaciones que conlleva son: desenlaces poco satisfactorios del embarazo, problemas de desarrollo físico y cognitivo, mayor riesgo de morbilidad en los niños y reducción de la productividad laboral en los adultos.
Las cifras son alarmantes: 2000 millones de personas –más del 30% de la población mundial– padecen anemia, debido principalmente a la carencia de hierro, un problema que en las regiones de escasos recursos con frecuencia se ve agravado por diversas enfermedades infecciosas.
La carencia de hierro afecta a más personas que cualquier otra afección, lo que la convierte en un problema de salud pública de proporciones epidémicas
Invisible aunque omnipresente en muchos países en desarrollo, el verdadero costo de la carencia de hierro se diluye en un mar de tasas generales de mortalidad, hemorragia materna, bajo rendimiento escolar y disminución de la productividad. Pero lo cierto es que afecta a millones de personas. Sus consecuencias sanitarias, casi imperceptibles pero no por ello menos devastadoras, van erosionando sigilosamente el potencial de desarrollo de muchas personas, sociedades y economías nacionales.
La eliminación de la anemia ferropénica exige un esfuerzo verdaderamente audaz por parte de los gobiernos del mundo entero y de la comunidad internacional.
La OMS ha elaborado un conjunto integral de medidas de salud pública que abordan todos los aspectos de la ferropenia y la anemia. Este instrumento se está aplicando en países con elevados niveles de carencia de hierro y anemias.
Incremento de la ingesta de hierro. Diversificación de la dieta (incluyendo alimentos ricos en hierro y mejorando los niveles de absorción), enriquecimiento de los alimentos y administración de suplementos de hierro.
Una ingesta apropiada de alimentos ricos en hierro (carnes rojas, hígado, morcilla, legumbres, semillas, etc) y una mejor absorción del mismo evitando ingerirlos junto a lácteos, vegetales de hoja, fibra, ayudan a prevenir la anemia.
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