Adolescentes
Última actualización: 08/08/2017Iniciarse en el consumo de alcohol entre los once y los trece años se vincula con un mayor riesgo de sufrir alteraciones psicológicas en el futuro. El consumo de alcohol al inicio de la pubertad está relacionado con un mayor riesgo de padecer alteraciones psicológicas en el futuro. Los síntomas más frecuentes de los más de 3.000 adolescentes que participaron en la investigación fueron malestar corporal, hostilidad y agresividad. Un estudio realizado por científicos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad de Santiago de Compostela con 3.696 estudiantes universitarios de dieciocho años revela que empezar a beber alcohol a una edad temprana se asocia con un aumento de los síntomas psicopatológicos, es decir, de indicios que apuntan a la posibilidad de padecer una alteración psicológica en el futuro. “La presencia de estos indicios no significa necesariamente la existencia del trastorno clínico, pero sí se puede interpretar como una susceptibilidad a padecerlo”, explica Luis Miguel García Moreno, investigador del departamento de Psicobiología de la UCM y coautor del trabajo, publicado en"Psicothema". “La presencia de estos indicios no significa la existencia del trastorno clínico, pero se puede interpretar como una susceptibilidad a padecerlo”, explica el investigador. Los científicos tuvieron en cuenta nueve dominios psicopatológicos: ansiedad, depresión, obsesión-compulsión, fobia, hostilidad, ideación paranoide, sensibilidad interpersonal, psicoticismo y somatización. Los participantes, entre los que no figuraba ningún abstemio, tuvieron que rellenar cuestionarios anónimos donde se les preguntaba por la frecuencia de consumo de alcohol, la edad de inicio y cuestiones encaminadas a determinar en qué medida sufrían algunos de los nueve síntomas seleccionados. El estudio revela que empezar a beber alcohol entre los once y los trece años aumenta el riesgo de experimentar síntomas de malestar en comparación con aquellos cuyo inicio se sitúa a partir de los dieciséis años. El síntoma más frecuente registrado por los adolescentes fue la somatización, que implica experimentar sensaciones de malestar corporal relacionadas, sobre todo, con dolores musculares, alteraciones respiratorias y gastrointestinales. Otros síntomas comunes fueron la hostilidad y la agresividad, lo que conlleva una mayor propensión a manifestar ideas o comportamientos violentos hacia otros o hacia sí mismos. Fuente: Proyecto Salud
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